Marzo es un mes que habitualmente no genera muchas simpatías. El ya tradicional "se nos apareció marzo", no deja a nadie exento del habitual retomar una serie de obligaciones, pagos y vuelta al trabajo, que más bien parece una tortura que una buena noticia. Cuando vemos lo que pasa al interior del colegio, da la impresión que estamos en otra dimensión, pues para muchos el volver después de una hermosas vacaciones, en vez de ser una ilusión molesta, les genera mucha alegría. Así queda demostrado en lo que ha sido el inicio de este año escolar. Rostros un poco adormilados por la costumbre perdida de levantarse temprano, pero pese a ello felices de volver a su colegio, en especial por el reencuentro con las personas. ¡Cuántos abrazos, sonrisas he visto en esos primeros días! Muchos me confesaban que estaban aburridos y que tenían ganas de volver.
La educación conlleva un término que puede ser ambivalente y es la rutina. En el sentido negativo, es lamentable cuando la educación la vemos como un sino trágico que debemos cumplir por obligación. Así, los profesores que hacen de sus clases una rutina no generan entusiasmo, son meros pasadores de materia y jamás entregarán verdaderas lecciones de vida. Lo mismo pasa con los alumnos, en ellos la rutina tiene el carácter de aburrimiento, de no tener nada de novedoso. Muy por el contrario la expresión rutina también tiene un componente positivo. Es sabido que los mejores frutos de la educación se consiguen con la repetición de ciertas rutinas que de tanto hacerse se transforman en un hábito adquirido. Así la higiene personal, el hábito de estudio, la cortesía en el trato, el gusto por la lectura, el hacer deporte y otros más, se adquieren por la repetición constante que a la larga da frutos.
Felizmente al ver lo que ocurre al interior de nuestro colegio, encuentro que estamos rodeados de niños y jóvenes que nos dan cada día la oportunidad de nuevos y hermosos momentos. Nunca un día es igual a otro. es lo bello de la educación. Del mismo modo, me encuentro con colegas que más que un tedioso trabajo, desarrollan su quehacer optimistas y muchas veces haciendo "de tripas corazón", como dice el dicho, pasando por sobre problemas personales para dar lo mejor de si a nuestros alumnos.
Zamarreemonos de la flojera, del tedio, de la mal entendida rutina y comencemos optimistas esta nueva oportunidad que nos da Dios de hacer nuestras vidas una aventura llena de novedades en este año escolar 2011.
DON MARCO
(Artículo editorial de el Murialdino de Marzo)