jueves, 28 de junio de 2012

Editorial

P. BRUNO DE SANTI
1924- 2012

                Hemos recibido con pesar la noticia que en la comunidad de san Pedro en Los Ángeles (USA), ha fallecido el viernes 22 de junio, quien fuera Rector de nuestro Liceo desde 1957 hasta 1964.

            Llegado a Chile recién ordenado sacerdote en 1951 pasó a integrar la comunidad de Requínoa, para luego ser nombrado rector de nuestro colegio, el cual apenas contaba unos 660 alumnos y una estrechez económica evidente. Pese a esas dificultades consiguió edificar nuestro Gimnasio, el cual fue inaugurado en 1962 con la presencia del Cardenal Silva Henríquez, convirtiéndose en el primer colegio en contar con un edificio de estas características.

            Al finalizar su periodo fue nombrado Provincial de Argentina-Chile y luego por varios años ocupó igual cargo en Estados Unidos. Tanto en Chile como en ese país dejó la huella de un gran josefino, de trato caballeroso y humilde servicio, características que pudimos apreciar al acompañarnos en los festejos de los 50 años de presencia josefina en 1997. Justamente para quienes sólo le conocíamos de nombre y de fama, esos días pasados con nosotros bastaron para confirmar lo que de el habíamos escuchado. Muchos fueron los exalumnos que al saber de su presencia acudieron al colegio a saludarle y a recordar los sencillos inicios del Liceo, en los cuales P. Bruno tuvo especial participación. Tras su partida, recibí desde Estados Unidos una muy conceptuosa tarjeta en la que agradecía las atenciones que le habíamos brindado en su estadía. Un pequeño gesto quizás, pero que unido al testimonio de tantos profesores y alumnos que le conocieron en esos años, retratan al josefino de trato gentil que supo a través de su sonrisa y testimonio de vida, conquistar tantas almas para el Señor.

            Para las nuevas generaciones de murialdinos, la invitación es a rezar por su eterno descanso y a valorar lo que personas como P. Bruno generosamente nos han legado y cuyos frutos, tangibles en tantos espacios de nuestro hermoso colegio, hoy inmerecidamente disfrutamos.-    

                                                                                   DON MARCO

lunes, 4 de junio de 2012

Nuestro Pentecostés


La mañana del pasado sábado 26 de mayo no podía estar mejor ambientada para vivir, a una escala menor, un nuevo Pentecostés. El fuerte temporal de viento y lluvia que desde la tarde anterior se hizo presente, y que podría habernos aguado la fiesta, no hizo más que dar el tono a lo que más tarde pudimos vivir en esta celebración. Así como hace 2000 años, las lenguas distintas que en un primer momento generaban confusión, dieron paso a que todos los participantes entendiéramos claramente lo que el Espíritu nos estaba diciendo. Así, misioneros venidos de la India, de Albania, y otros que hablaban italiano, no tuvieron inconvenientes para comprender todo lo que en ese día se nos entregó. De igual manera, el temor que acompañó a los primeros discípulos, estuvo también presente en los nuevos ordenandos. No era para menos, la importancia del sacramento que recibirían generaban unos nervios que quedaron atrás, luego de la hermosa ceremonia en que recibieron, por la imposición de manos, el Orden sagrado.
El templo parroquial de La Reina estuvo repleto de fieles provenientes de las distintas comunidades josefinas y de las Hermanas Murialdinas. Las familias de los nuevos sacerdotes, emocionadas acompañaron la Eucaristía que concelebraron más de veinte sacerdotes presididos por el obispo josefino Monseñor Celmo Lázzari, venido desde Ecuador y flanqueado por  P. Mario, General de la Congregación y por P. Pablo, Provincial de Argentina-Chile. Nada se dejó al azar. La iglesia, hermosamente adornada sirvió de marco para que  el coro de niños y jóvenes de nuestro colegio tuviera un excelente desempeño. En la homilía Monseñor Lázzari, subrayó la importancia del sacerdocio e instó a los nuevos sacerdotes a seguir el ejemplo del Señor, quien vino a servir a su pueblo.

Terminada la ceremonia pudimos compartir un brindis, el que estuvo amenizado por el grupo folclórico de nuestro Liceo, quienes hicieron un recorrido por las danzas típicas de los países en que están presentes los josefinos. Al día siguiente, en nuestra Capilla acompañamos a P. Jesús en su Primera Misa. Éste fue otro momento de alegría, en el que nuestra comunidad mostró en una multiplicidad de gestos, que éste era de veras un hecho histórico para nuestro Liceo.

Dios permita que este pequeño Pentecostés que hemos vivido, traiga a nuestras comunidades el soplo del Espíritu, que con sus dones infunda fuerzas nuevas a todos los que integramos la familia murialdina. Que esos dones nos hagan mirar con ojos nuevos una realidad muchas veces marcada por desuniones, mezquindades y pequeñeces de todo género. Nada más distinto de lo que se espera de los que han recibido el Espíritu.

                                           DON MARCO