jueves, 22 de diciembre de 2011

MI QUERIDO MURIALDO




Con estas palabras comienza el discurso que la noche del pasado miércoles 7, leyó durante la Licenciatura de Cuartos Medios Jorge Carreño, en representación de toda su promoción, compuesta por 119 nuevos exalumnos. Su mensaje, escrito con mucho sentimiento, expresa lo que esperamos que nuestros niños y jóvenes encuentren en este colegio, y qué mejor que haya sido escrito por uno de nuestros alumnos, a continuación alguno de sus párrafos:


“Hoy se termina una gran etapa de nuestras vidas, que fue inolvidable para cada uno de nosotros, llena de felicidad y buenos momentos, de recuerdos y amistades.
Ninguno de nosotros pensó que llegaría tan pronto este momento, siempre lo vimos muy lejano, de hecho, siempre quisimos que llegara, pero cada vez que se acercaba el día de la despedida, deseábamos detener el tiempo y seguir en nuestro Liceo, aprovecharlo y continuar con nuestra vida de estudiantes.


Claro, si este establecimiento, sus patios y sus salas se fueron transformando poco a poco en nuestro hogar, sus trabajadores en nuestra familia, y sus alumnos, más que en nuestros compañeros, se transformaron en nuestros amigos y hermanos.
En el transcurso del tiempo, hemos hecho amistades y buenos amigos. Hemos aprendido de la vida, y cómo vivirla, llevando siempre los valores murialdinos de frente. Nos hemos hechos mejores personas, no solamente debido a la labor familia-escuela, sino también por cómo hemos interpretado dicha labor.


Hemos vivido en este Liceo, el cuál nos ha visto crecer y cambiar: Ingresamos siendo unos niños, llenos de ansias por explorar un mundo nuevo, llenos de energía, la cual se veía reflejada en todos los cantos que interpretábamos, en todas las actividades en las que nos desenvolvíamos y en la felicidad que irradiábamos. Hoy, nos vamos siendo ya hombres y mujeres, pero igualmente felices, enérgicos y con mucho por descubrir.


Probablemente, no seríamos los mismos si no hubiésemos estado aquí, sin recibir toda la enseñanza del Liceo y el afecto que todos los profesores entregaban en cada una de sus clases… ¡sí!, el afecto. Quizás, nunca nos hemos dado cuenta del cariño que hemos recibido estando acá, y tampoco de todo el amor que sentíamos por nuestro Liceo.


Espero, que cada uno de nosotros consiga su meta a cumplir, realice su sueño y alcance la felicidad por la cual hemos estado trabajando todos estos años, para así, con el paso del tiempo, haya un murialdino en cada lugar, y que destaque en su labor, pero no solo como profesional, sino que también por su calidad de persona, por su humildad y buenos sentimientos, por saber hacer el bien y hacerlo bien, para que así, cada uno de nosotros, se sienta orgulloso del otro, y pueda decir “yo estudié con él, yo crecí con él o ella”.



¡FELIZ NAVIDAD Y LOS MEJORES DESEOS PARA EL AÑO VENIDERO!

jueves, 17 de noviembre de 2011

P. ITALO SAROLO FAVERINI

“¡No hay problema!”, fue su frase característica. Con ello, en todo momento transmitía la serenidad necesaria para afrontar la vida y sus complejidades. Seguramente esa forma de vivir le ayudó a sortear tantos problemas en sus casi 88 años de vida. P. Italo falleció el domingo pasado en su tierra natal Thiene, en el norte de Italia.

Había llegado a Chile muy joven, amó a esta tierra en la que desempeñó diversos encargos, siendo Párroco en Requínoa, lugar para él muy querido y al cual quiso volver a pasar sus últimos años. En nuestro colegio fue rector desde 1964 hasta 1970 y luego en un breve periodo de 1975. Sus hermanos lo eligieron Provincial en 1970 y por sus cualidades participó en el Capítulo General de 1976, en el cual lo nombran Ecónomo General de la Congregación, cargo ejercido hasta 1988. Lo que para muchos podría entenderse como un honor, dadas las circunstancias, fue una carga demasiado grande, que incluso le afectó gravemente su salud. La Congregación estaba en banca rota y a él le tocó liderar los necesarios ajustes para darle viabilidad económica a una familia que pasó momentos de gran incertidumbre. Hubo que vender la Casa Generalicia para poder salir a flote. De esto sabía bastante, pues le había tocado vivir en nuestro colegio los años más difíciles. La necesaria subvención estatal, que hoy se paga regularmente y con fondos cada vez más altos, en esos tiempos llegaba de manera escasa y con retraso de varios meses. Si bien era parte de la comunidad religiosa, el inicio de la década de los 70, lo encontró aquí ejerciendo como Provincial y enfrentándose a la posibilidad hasta de cerrar el colegio. Los bienes heredados del Patronato comenzaron a venderse, primero fueron las casas que se alquilaban a bajo precio en el barrio, luego ocurrió lo mismo con los muebles, incluso algunos muy valiosos pertenecientes a la comunidad religiosa. El tiempo de angustia pasó, debiendo además acompañar a varios hermanos que dejaron la Congregación. Ciertamente no fueron tiempos fáciles. P. Italo, sin perder la serenidad, insistía: “¡No hay problema!” Y seguía, como decimos en Chile, poniéndole el hombro.

El recuerdo de P. Italo, como profesor de Biología de los alumnos de las Humanidades, su ordenada y transparente administración, su caballerosidad a toda prueba y su estampa de buen josefino son hoy un recuerdo para todos los que fuimos testigos de esos difíciles años. Hoy, los dichosos alumnos del colegio, que utilizan el pabellón del segundo ciclo, construido gracias a su tenacidad en el complicado periodo antes descrito, deben ser orgullosos herederos de un colegio que se construyó ladrillo a ladrillo, por personas tan valiosas como este rector, quien siempre se sentía orgulloso de sus humildes orígenes en Italia y que llegó a esta tierra a darnos lo mejor de sí: el testimonio de una gran josefino.





DON MARCO

lunes, 24 de octubre de 2011

“NO HE VENIDO A SER SERVIDO, SINO A SERVIR” Mc 10,45

Con gran alegría nos preparamos a la celebración de la Ordenación Diaconal de los Hermanos Jesús y Rafael el próximo sábado 22. De por sí, dados los tiempos que corren, es este un gran regalo que Dios nos concede como comunidad. Tanto Jesús como exalumno y Rafael por haber realizado aquí su magisterio, son fiel reflejo de esta familia.

Mucho hemos pedido por vocaciones de todo tipo, pero especialmente religiosas. Si vieron con atención el último Anuario, allí se refleja que esas oraciones han sido escuchadas. Por ello nuestra primera oración a Dios es de gratitud.

El diaconado es desde la primera comunidad cristiana, un ministerio destinado principalmente al servicio y como toda gracia, sólo se recibe como un don inmerecido.

Lejos de representar un hecho aislado, nuestra comunidad ha de ver en esta fiesta una buena ocasión para crecer en la disposición a ser servidores bien dispuestos, primero a la voluntad de Dios y luego a los requerimientos de los hermanos. Si bien serán dos los nuevos diáconos, todos deberíamos sentirnos también diáconos o servidores. Al analizar lo que ocurre a diario, nos encontramos con las dificultades que esto conlleva. Todos queremos que nos sirvan: el hijo en casa quiere que todos le tengan las cosas listas. Y de mal modo contesta a la mamá o a la “nana” cuando no está lo que solicita. Cuesta que realicen labores domésticas, pues se han acostumbrado a que para eso haya otros a quienes les corresponde esa labor. También lo observamos en el colegio, niños y jóvenes, a veces apoyados por sus padres, que dicen que para eso están los empleados. Los adultos por su parte, nos hemos acostumbrado a exigir servicios de buena calidad y si eso no es así, se han creado hasta organismos que apoyan las demandas. O como el empleado que mira su reloj y contesta de mal modo cuando alguien le solicita un favor fuera de su horario de trabajo, pero que le encanta que a él le atiendan solícito en cualquier momento.

Qué distinto sería el mundo si todos fuésemos más humildes, más servidores, en definitiva un poco diáconos. Si desde la más alta autoridad del país, de la Iglesia, de la familia, o de cualquier institución resonara esa estrofa que cada año cantamos en nuestro Machitún: “El que manda entienda, que el poder es un servicio”. A nadie se le “cae la corona” por servir, y servir con la cara alegre sin egolatría, vanidad o aspavientos, eso es lo nos enseñó el primer y mejor diácono, aquel que no vino a ser servido, sino a servir.

DON MARCO

martes, 20 de septiembre de 2011

“PÁJARO MAL NACIDO, ES EL QUE ENSUCIA SU PROPIO NIDO”


La noticia del asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, ocurrida durante julio, para muchos no pasó desapercibida. Conocido en muchos países, me impresionaba lo profundo de sus letras cantadas con una voz inconfundible. En una de esas canciones, hace ya muchos años, le escuché intercalar un antiguo proverbio para referirse a los desagradecidos: “No hay pájaro más mal nacido, que el que se ensucia en su propio nido”. La aplicación de dicho refrán es toda una lección de vida, la cual en estos días se me ha hecho cada vez más patente.

Recorro el centro en días de disturbios. Por trámites debo ir hasta el sector de Los Héroes. El efecto del paso de los manifestantes incultos, pues en estos días se han podido diferenciar los que saben expresarse civilizadamente, ha ido dejando su huella. Hermosos monumentos rayados a más no poder. Vidrieras, señaléticas, semáforos, kioscos, destruidos. No hay espacio que se libre de esa bárbara expresión de malestar. El adagio repetido por Cabral, me resuena una y otra vez. Nada saben de lo valioso que como patrimonio tenemos en nuestras ciudades. El irrespeto parece llevar la delantera. Los demás, permanecemos silentes, esperando que esto acabe o que de una vez acaben con todo. Duele ver el patrimonio destruido, en un país en el que tanto cuesta tener algo del pasado, pues los terremotos han hecho desaparecer tantos lindos ejemplos del paso del hombre por esta tierra, otros desaparecieron por malas decisiones.

Pero hay otro patrimonio que, tanto más importante que el material, ha sido mancillado. El movimiento de los estudiantes lo ha hecho ver con mayor crudeza. Reportajes en televisión muestran cómo en diversos lugares del país, niños y jóvenes no han recibido lo que otros debían entregar. Para ello estaban los recursos. Mas, parece que las redestinaciones de esos fondos, el afán de enriquecerse, han postergado justamente a quienes tenemos el deber de privilegiar: los más pobres. El grito angustiado del Papa Juan Pablo II, en el año 1987 en la CEPAL, nos sigue dejando indiferentes como sociedad: “Los pobres no pueden esperar”… Y siguen esperando. Ya en esa ocasión, el Papa denunció como un error pensar que, cuando la economía estuviese tan bien, por una especie de rebase iba a beneficiar a los más postergados. Pasan los años y vemos cómo en un país que se dice de hermanos, las diferencias son cada vez más escandalosas, mientras algunos se vanaglorian de los excelentes índices macroeconómicos.

No juzgo intenciones, pero creo que es evidente que así como en el caso La Polar, en muchos otros ejemplos, los inescrupulosos han ensuciado su propio nido, a sus propios prójimos, a sus propios hermanos. ¡Pájaros mal nacidos!. Hace falta detenerse un momento y valorar que, cuando en lugares como nuestro colegio insistimos que la solidaridad es posible, estamos educando a nuestros alumnos para que las palabras equidad y justicia tengan real sentido.

DON MARCO



miércoles, 31 de agosto de 2011

TESTIMONIO


EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 EN EL MURIALDO.


Los convulsionados días de septiembre de 1973 tienen su génesis varios años antes. Cada vez que explico lo que a mi parecer generó el 11, debo remitirme a finales de la década del 60: la campaña electoral de 1970, provocó como pocas veces, una polarización nacional. Todos estábamos involucrados en lo que se estaba viviendo. Recuerdo cómo, siendo un niño de 4º básico, discutíamos de política y, cada vez que se pasaba lista, señalábamos con nuestros dedos el número de uno de los tres candidatos que, según nuestra particular preferencia, debía dirigir el país. “Momios” y Upelientos” eran típicas formas de descalificarnos. Pero, ciertamente un hecho marcó lo que luego lamentaremos. Quien mejor lo describe es nuestro Nobel Pablo Neruda, dejando plasmado en un doloroso poema la muerte del Comandante en Jefe del Ejército, René Schneider:



Desde entonces un río nos divide:

agua sangrienta, barro de marismas!

No hay nadie en esta tierra que lo olvide.

Desde entonces la Patria no es la misma.

Mi general, adiós.

Desde entonces tu sangre ha separado

dos zonas hasta ahora divididas:

el rencor que amenaza por un lado

y el pueblo que acompaña tus heridas”



El afán de generar miedo por la llegada de un gobierno de izquierda, llevó a grupos ultraderechistas a matar al Comandante. De ahí es historia conocida: intransigencia de todos los sectores; desabastecimiento de la población; intromisión velada y no tanto, de organismos norteamericanos y soviéticos, inflación desbordada y un largo etcétera.

Al interior del colegio tampoco fue mejor. A duras penas se conseguía inaugurar el actual pabellón del segundo ciclo; la austeridad del Liceo era evidente. Con los años supe que la necesaria subvención estatal, llegaba con varios meses de retraso, lo cual abortaba cualquier intento de mejoras en un edificio de adobes que a gritos reclamaba una demolición. Los sacerdotes debieron hasta vender sus muebles para cancelar sueldos y muchas veces su alimentación corrió por parte de unos bienhechores italianos.



En este periodo perdimos nuestro tradicional uniforme de camisa y medias grises con la exclusiva corbata escocesa, en pos de un uniforme para todos los colegios impulsado por el Ministerio: camisa celeste, corbata azul y pantalón plomo, fue lo que más se usó.

La mañana del martes 11, habíamos llegado con ganas de celebrar, pues ese día se festejó, hasta ese año, el día del Maestro. El 7ºB del cual era parte, organizó una convivencia para nuestro profesor jefe Don Tomás Bruna. Si bien a primeras horas vi en Recoleta transitar unos tanques del Buin, no me llamaron mayormente la atención, pues en días previos ya los habíamos visto.

De improviso llegó el papá de uno de mis compañeros alarmado, pues había un “pronunciamiento militar”, eufemismo que por años nos acompañó para evitar decir golpe de estado… hasta ahí no más nos llegó la fiesta. Los curitas a cargo prohibieron que los alumnos salieran, salvo que sus apoderados les viniesen a buscar. Olvídense de avisar por teléfono, de los 1200 alumnos calculo que no más de cien contaban con tan moderno dispositivo.

Salimos al patio y muchos curiosos preguntábamos a P. Roberto Cogato que se paseaba escuchando una pequeña radio a pilas, sobre lo que ocurría. De pronto, al mirar hacia el sector de La Vega, vimos los aviones que descendían y dejaban caer unas “cositas”. Un mes después, al reanudarse las clases, junto a uno de mis compañeros fuimos a ver el efecto de ello: nuestro Palacio de La Moneda semidestruido y ennegrecido por el efecto del incendio provocado por el bombardeo de nuestra propia Fuerza Aérea.

Como pude logré colarme y salir con un apoderado hasta Avenida Perú. Desde allí tomamos un camión, cosa habitual en ese tiempo, del cual bajaban una escalera de madera y alguien cobraba unas monedas por el “servicio”…los paros de micros eran la tónica, y el bus escolar, que el gobierno nos colocó gratis y que circulaba por Recoleta, en muchas ocasiones no aparecía…desde Plaza El Salto caminamos hasta Recoleta, por lo que hoy es el Cementerio Parque del Recuerdo y que en ese tiempo era un asentamiento campesino con lechería incluida. En ese trayecto de más de tres kilómetros, pudimos observar con mi amigo Paulino, como otros aviones, que pasaban sobre nuestras cabezas, disparaban a una antena ubicada en un pequeño cerro al costado de la Piscina Mirasol…era una radio que aún no entraba en cadena nacional con bandos y música marcial y a través de la cual el Presidente emitía su conocido discurso final.

A media tarde llegó mi padre a casa. Había sido obligado a trotar por Vicuña Mackennadesde su lugar de trabajo, manufacturas Sumar, pasando por el colegio a buscarme. Al no hallarme siguió caminando. Las ampollas en sus pies, reposando en un lavatorio de agua es un recuerdo que perdura...



El toque de queda, las balas locas, los allanamientos, los operativos para afeitar y cortar el pelo, fueron la tónica de esos primeros días. Muchos festejaron el fin de un periodo de penurias e inocentemente se pensaba en una transición breve.

Después de un mes volvimos a clases, aparentemente no había pasado nada. En el colegio todos curioseábamos en la sala del actual 8ªB, allí unas balas, seguramente disparadas desde el retén que estaba en el cerro, habían atravesado un vidrio dejando su huella en una puerta y en el estante. La trayectoria pasaba por el escritorio del profesor…si hubiese sido en horario escolar, Don Aparicio hoy sería un recuerdo.

El primer aniversario debimos ir a desfilar al Hipódromo Chile. Así lo ordenaba el interventor militar del colegio, un oficial del Buin. Todos los cursos formamos en Avenida Dorsal. Para amenizar, el Coro del colegio, grupo de gran prestigio, dirigido por el Rector, entonaba los cantos y marchas que el gobierno proponía. Fue así como mientras el coro entonaba “Chile, levántate y anda…”, nosotros cerrábamos el desfile de los colegios, pues nos había tocado llevar los 4 inmensos retratos con los rostros de los miembros de la Junta Militar (!).

Con los años fui entendiendo que ese 11, nos había marcado a sangre y fuego. Hoy al ver lo que aún ocurre entre los hijos de una misma Patria, me parecen cada vez más ciertas las estrofas de Neruda:


“Desde entonces un río nos divide (…)

Desde entonces la Patria no es la misma.”


Será porque olvidamos fácil y repetimos errores, que cada año trato de llevar a mis alumnos de Cuarto Medio al Museo de la Memoria en Quinta Normal. No sería mala idea para estos días ir en familia y transmitir el personal testimonio que cada uno de los que fuimos protagonistas de esos días vivió.-


DON MARCO

lunes, 8 de agosto de 2011

"LA IGLESIA QUE YO AMO"


En estos días estamos celebrando los 450 años de la Iglesia de Santiago, de la cual formamos parte. Junto a los Profesores reflexionábamos al respecto, teniendo como inspiración un hermoso poema escrito por el sacerdote Esteban Gumucio y que hiciera conocido Don Raúl Silva Henríquez, poniéndole no sólo su voz tan característica, sino acentuando en cada estrofa que esa Iglesia es la suya. El nombre del poema encabeza este escrito, pudiendo buscarlo en internet.

Cada uno de nosotros es parte de esta Iglesia. A ella ingresamos sin mayor conciencia, el día de nuestro Bautismo. Sin lugar a dudas, ese debiera ser un día mucho más festejado incluso que el propio cumpleaños, si de verdad entendiéramos su real y profundo significado. Muy pocos recordamos de memoria esa fecha, menos aún el nombre del sacerdote que nos bautizó, con suerte sabemos el de nuestros padrinos y muy pocos fueron de verdad acompañados por éstos como modelos de creyentes.

Ser parte de esta Iglesia significa haber recibido de ella, como madre, una serie de dones que, en definitiva, nos han hecho ser el creyente que hoy somos. De ella aprendimos las primeras oraciones y acercamientos a la vida cristiana, seguramente a través de nuestros padres o abuelos, quienes nos integraron a nuestras comunidades parroquiales o escolares. En ella se nos preparó a los sacramentos, con personas y medios, si bien sencillos, plenos de un amor por lo que hacían tal como yo lo experimenté con los buenos curas de mi infancia y sus catequesis, realizadas con medios tan sorprendentes para ese tiempo como lo fueron las filminas. Hoy, con tanto desborde de recursos audiovisuales, no sé si se logrará el mismo efecto en el corazón de niños sobre estimulados por imágenes. Es la Iglesia valiente y servidora, la misma que seguramente el año venidero verá mermar sus integrantes después del próximo Censo, lo cual habrá de entenderse como un llamado a la humildad, para ser de verdad levadura en la masa.

En tiempos en que tanto se critica a la Iglesia, y en que tantos la ven desde la vereda de enfrente, conviene recordar que, con aciertos y errores, a esta Iglesia pertenecemos y así como nos ofendemos cuando en buen chileno “se nos saca la madre”, igual de ofendidos debiéramos sentirnos cuando a esta Iglesia, que ha sido y es nuestra madre, se la denigra. Los pecados de todos y las vergüenzas que de ellos sentimos, no pueden ser sino motivos para también recordar y agradecer los muchos dones que a través de ella hemos recibido. Los buenos ejemplos de curas, religiosos y laicos que nos han acompañado en nuestra vida dan fe de ello. Dios permita que muchos podamos decir, tal como culmina el poema comentado: “en ella quiero vivir hasta el último momento”.

DON MARCO



Editorial de El Murialdino Nº71, Agosto

lunes, 25 de julio de 2011

¿VALIÓ LA PENA?


Dos veces más grande que la bandera que flamea frente a La Moneda promete ser la bandera que los hinchas de la roja llevarán a Argentina para alentar a los jugadores. Las cifras hablan de $900.000.- pesos en costos, 8 días de trabajo, 3000 metros de hilo para un emblema de 50 por 30 metros. Todo un logro! Es de esperar que con ese aliento, los resultados sean más que meritorios. de seguro el tema fútbol estará en la pauta durante todo el mes de julio y muchos nos sumaremos como espectadores anhelantes de ver a nuestro equipo alcanzar los primeros lugares. Pero julio también nos reporta a una fecha que tiene que ver con una bandera, no tan grande en tamaño, pero que lideró muchas cruzadas de otros chilenos en otras épocas y por circunstancias no tan alegres como lo es un partido de fútbol.

El próximo 9 y 10 de julio recordamos una de las Batallas más memorables de los patriotas chilenos, su valor ha quedado reflejado en un hermoso monumento que se alza en la alameda obra de la gran escultora Rebeca Matte. Sin lugar a dudas no es ésta la única acción que llevó a la muerte a jóvenes soldados chilenos por defender los valores patrios. Ejemplos de ello encontramos en cada episodio de nuestra historia. Quizás en lo que no se repara muchas veces es que la edad de esos muchachos no superaba a la de los actuales alumnos de enseñanza media y los más jóvenes incluso tenían la edad de los actuales alumnos de quinto, es decir unos diez años.

Al relacionar todo lo anterior, no puedo dejar de pensar si el sacrificio por consolidar una nación ejemplar en muchos aspectos, sea el norte de muchos de los actuales integrantes de esta patria. Al observar con dolor lo que ocurre en ella me pregunto si de veras valió la pena tal sacrificio, y si además las nuevas generaciones tan prestas a sacar a relucir la bandera por triunfos deportivos serían capaces de realizar proezas como las que vivieron muchos de esos niños héroes que están presentes en nuestra historia en sucesos como Iquique, La Concepción, Huamachuco, Alpatacal, etc.

Las muchas heridas que hoy tiene nuestra patria tienen su origen en personas que no han sido capaces de cuidar lo que se ha conseguido. Por ello confunden ser patriota con ser patriotero; el diálogo franco con la descalificación panfletaria; la vida democrática con imposiciones dictatoriales en que la autoridad elegida, para ellos no tiene peso alguno; el éxito económico con la usura descarada a costa de los más pobres. La humilde bandera del terremoto, mucho menos costosa que la gigante que se ha preparado, es ejemplo que ella puede convocar a muchos tras los verdaderos y nobles ideales de esta patria. Confío que para nuestros murialdinos el conocer la historia les hará tener los argumentos necesarios para ser constructores de un país más justo en el que las desigualdades escandalosas que hoy vivimos sean prontamente desterradas.

DON MARCO

Editorial de El Murialdino del mes de Julio, Nº 70

Los triunfadores del Machitún


Ya han pasado 36 años desde que en 1975 se diera inicio a esta fiesta. Cursaba el primero medio cuando un grupo de exalumnos junto al Inspector General de ese tiempo, idearon esta fiesta que ha permaneciendo en el tiempo, variando en la forma, pero manteniendo intacto el deseo de competir sanamente en pos de un premio material que nunca ha sido lo más importante. De hecho la famosa copa, que en un inicio era una sencilla medalla para cada triunfador, sólo permanece unos días en poder de la alianza y luego se devuelve para esperar ansiosos un nuevo Machitún.

Siendo testigo privilegiado de por lo menos 20 de estos eventos, no puedo dejar pasar la ocasión para transmitir algo que ya he compartido con mis queridos alumnos de cuarto medio, respecto a los verdaderos triunfadores, que no son solo los miembros de la alianza que alza la copa. En cada una de estas fiestas hay muchos otros ocultos vencedores, son los que nunca olvidarán esos intensos días que hacen que esta sea quizás la más recordada celebración cuando ya son exalumnos.

Los verdaderos triunfadores están en ejemplos como los que en estos días vimos. El primero se llama Cassiel, su alianza no obtuvo los primeros lugares, pero este niño tuvo un hermoso gesto al anotar un gol en un partido de baby, mientras corría a celebrar se quitó la polera y bajo ella apareció una que tenía la leyenda "¡fuerza Bruno!", en alusión al hijito de nuestra profesora Pamela que por esos días luchaba por vivir después de varias intervenciones cardíacas. Ese gesto lleno de humanidad, le hace merecedor a alzar también la copa de los triunfadores. Durante un partido de jóvenes de Enseñanza media, las asperezas entre los rivales eran grandes, y en una de ellas una alumna resultó lesionada. Fue hermoso ver que la primera que le socorrió antes que sus mismas compañeras, fue una alumna de la otra alianza... he aquí a otra ganadora. Con el fin de ayudar a una parroquia del sur se hizo una campaña de recolección de dinero. Todas las alianzas se comprometieron con una base de $90.000.-, con eso bastaba para conseguir el puntaje máximo, pero hubo 4 alianzas que fueron más generosas y aportaron más... ellos son también vencedores pues triunfaron en generosidad en una cultura calculadora y mezquina.

Al evaluar el reciente Machitún, surgió espontánea la alabanza a la gran calidad humana de los jefes de alianza. La coordinadora de media subraya que ha sido un gusto trabajar con ellos, quienes sabían resolver los conflictos, poniéndose de acuerdo y cumpliendo con los compromisos asumidos. Mención aparte merece Bastián, bailarín de la alianza roja quien nos demostró una vez más su gran capacidad para sobreponerse a cualquier dificultad con una alegría que contagia. ¡Cuántas otras situaciones ocurrieron en esos mágicos días! En cada alianza hubo muchos que merecían también levantar la copa, al igual como lo hicieron los de la Alianza Amarilla, quienes tambvién triunfaron, pero no olvidemos que, siendo esta una fiesta de familia, en esta familia son muchos los ejemplos de aquellos alumnos que nos hacen sentir orgullosos por estar educando a esta hermosa generación de buenos murialdinos.

DON MARCO

Editorial de El Murialdino del mes de junio, Nº 69

Juan Pablo Magno


Escaso resultará este espacio para rendir un homenaje al recientemente beatificado Juan Pablo II. Su largo pontificado, que se cuenta como uno de los tres más extensos de la historia, con 27 años, ocupa un espacio que va desde el 16 de octubre de 1978 hasta el 02 de abril de 2005. No solo por su extensión, este Papa será recordado, pues obviamente tuvo mucho más tiempo que otros para mostrar sus cualidades, sino que por sus características personales lo hacen un gran modelo, del cual muchos hemos sido testigos privilegiados.

Seguramente por haber sido testigo de su pontificado, es un Papa que para mi resulta tan significativo. Su rostro comenzó a serme conocido cuando terminaba mi Cuarto Medio y era elegido como sucesor de Pedro. Su vitalidad era cautivante, se mostraba deportista, políglota, un incansable misionero que logró estar en 129 países; durante su periodo se beatíficaron 1340 personas y canonizó a 483 santos. Su influjo de gran líder espiritual no solo removió conciencias a través de sus encíclicas y discursos, sino que su alcance abarcó también a lo político, siendo gestor de grandes cambios no sólo en su natal Polonia sino en el fin de la hegemonía comunista. Incomodó a muchos y por ello atentaron contra su vida.

Pero lo que de verdad me importa es contar lo que a mí me marcó. Es el artífice de la paz entre chilenos y argentinos. Logro no menor, al estar ambas naciones, en esos años, gobernadas por dictaduras militares. Aún me estremece pensar que mientras candorosamente terminaba mi vida escolar recibiendo mi Licencia en el Gimnasio del Liceo, ya en el sur las trincheras estaban listas y el contingente preparado hasta con la fecha de inicio de la guerra para el 22 de diciembre; conflicto que obviamente me habría visto involucrado por tener 18 años.

El otro hecho que no sólo a mí sino al país marcó, fue su visita en abril de 1987. Visita recordada por su encuentro con los pobladores, con los presos, con los líderes de América Latina en que exigió que los pobres no pueden esperar, etc. Aún conservo la entrada para ir al Estadio Nacional. Allí presencié un momento inolvidable. En su discurso a los jóvenes, tuvo la valentía de señalar que estaba en un lugar en que no solo se competía sino que era también de "dolor y sufrimiento". Palabras valientes en momentos que había que cuidarse de lo que se decía. Fue el mismo Papa que en la visita al Hogar de Cristo, acarició el rostro de Carmen Gloria Quintana, una joven que fue quemada intencionalmente por una patrulla militar junto a otro joven, quien lamentablemente murió. La imagen del Papa tocando, acariciando y besando ese rostro desfigurado por las quemaduras aún me emociona.

Por esta y otras tantas razones no sólo yo, sino millones, hoy nos alegramos que se le coloque como ejemplo a seguir al beatificarlo. Es el mensajero de la paz, el peregrino de la vida. Un Papa grande, Magno, como muchos le han calificado y a quien los chilenos le debemos tanto, tanto como la paz.

DON MARCO

Editorial de El Murialdino de Mayo, Nº 68

miércoles, 6 de julio de 2011

EL LIBRO DE LOS LIBROS


No podemos dejar pasar el mes de abril, en el cual dedicamos un especial recuerdo al libro, sin hacer una mención especial al "Libro de los libros"; La Biblia. Para nosotros los católicos, pero también para otras confesiones religiosas, es el libro sagrado, la Palabra de Dios. No por nada es el libro del que más ediciones se han hecho, el más traducido a lenguas de las cuales tenemos escaso o nulo conocimiento. Los judíos han sido llamados con justicia el Pueblo del Libro, pues fue justamente la cercanía a estos rollos, lo que les mantuvo con conciencia de pueblo en los momentos más trágicos de su existencia, como lo fue el exilio. Allí se dieron cuenta que más que las instituciones mundanas como la monarquía, el edificio del Templo con toda su magnificencia o incluso su territorio conquistado con grandes sacrificios, era el libro lo que les dio la posibilidad de entender su religión desde una mirada más trascendente de la que hasta ese momento les acompañaba.

Lo que hoy constatamos al respecto, y que no siempre fue así, es que en la mayoría de los hogares haya un ejemplar de este valioso libro, al menos de una de sus partes mas frecuentemente usada como es el Nuevo Testamento. Pero no siempre fue tan fácil tener uno de esos ejemplares. Durante muchos siglos se le tuvo distante del contacto de la mayoría de las personas, de partida porque era muy costoso hacer una edición de un libro tan extenso o porque no todos sabían leer, y muchos menos aún, sabían leer la lengua en la cual porfiadamente la iglesia insistía que debía leerse; el latín. Esto nos hizo perder un precioso tiempo en que el contacto con la Biblia podría haber tenido positivos resultados. Incluso no todos los consagrados podían acceder con tanta facilidad al texto. Además por formación no era tan habitual su uso, prefiriéndose libros en los que se contaban partes como historias sagradas o catecismos en los cuales se reflejaba lo que para la época era más destacable. Por ello llama la atención que nuestro San Leonardo, tuviese un ejemplar en latín muchas veces subrayado y con anotaciones, lo cual habla de su cultura y de una cercanía a la Biblia no tan frecuente entre sus pares.

Pero aunque después del Concilio Vaticano II, a inicios de la década de los 60, se insistió en que era necesario poner al alcance de todos los creyentes y en la lengua que estos hablasen este libro, aún hay algo que nos falta. Creo que si bien ya no es difícil tener uno o más ejemplares en cada casa, a esta fuente de sabiduría que es la Biblia, no solo hay que tenerla, tampoco solo conocerla sino el paso que aún falta es vivir sus enseñanzas. Si estuvieramos tan compenetrados de su mensaje y lo intentásemos vivir con todo nuestro empeño muy distinto sería el ambiente en que nos movemos. Dios permita que en este mes dedicado al libro, dediquemos un poco más de empeño a tener, conocer y sobre todo vivir como el Dios de la Biblia quiere que vivamos.

DON MARCO

(Editorial de el Murialdino de Abril, Nº67)

SE NOS APARECIÓ MARZO


Marzo es un mes que habitualmente no genera muchas simpatías. El ya tradicional "se nos apareció marzo", no deja a nadie exento del habitual retomar una serie de obligaciones, pagos y vuelta al trabajo, que más bien parece una tortura que una buena noticia. Cuando vemos lo que pasa al interior del colegio, da la impresión que estamos en otra dimensión, pues para muchos el volver después de una hermosas vacaciones, en vez de ser una ilusión molesta, les genera mucha alegría. Así queda demostrado en lo que ha sido el inicio de este año escolar. Rostros un poco adormilados por la costumbre perdida de levantarse temprano, pero pese a ello felices de volver a su colegio, en especial por el reencuentro con las personas. ¡Cuántos abrazos, sonrisas he visto en esos primeros días! Muchos me confesaban que estaban aburridos y que tenían ganas de volver.

La educación conlleva un término que puede ser ambivalente y es la rutina. En el sentido negativo, es lamentable cuando la educación la vemos como un sino trágico que debemos cumplir por obligación. Así, los profesores que hacen de sus clases una rutina no generan entusiasmo, son meros pasadores de materia y jamás entregarán verdaderas lecciones de vida. Lo mismo pasa con los alumnos, en ellos la rutina tiene el carácter de aburrimiento, de no tener nada de novedoso. Muy por el contrario la expresión rutina también tiene un componente positivo. Es sabido que los mejores frutos de la educación se consiguen con la repetición de ciertas rutinas que de tanto hacerse se transforman en un hábito adquirido. Así la higiene personal, el hábito de estudio, la cortesía en el trato, el gusto por la lectura, el hacer deporte y otros más, se adquieren por la repetición constante que a la larga da frutos.

Felizmente al ver lo que ocurre al interior de nuestro colegio, encuentro que estamos rodeados de niños y jóvenes que nos dan cada día la oportunidad de nuevos y hermosos momentos. Nunca un día es igual a otro. es lo bello de la educación. Del mismo modo, me encuentro con colegas que más que un tedioso trabajo, desarrollan su quehacer optimistas y muchas veces haciendo "de tripas corazón", como dice el dicho, pasando por sobre problemas personales para dar lo mejor de si a nuestros alumnos.

Zamarreemonos de la flojera, del tedio, de la mal entendida rutina y comencemos optimistas esta nueva oportunidad que nos da Dios de hacer nuestras vidas una aventura llena de novedades en este año escolar 2011.

DON MARCO

(Artículo editorial de el Murialdino de Marzo)