jueves, 9 de agosto de 2012


EDITORIAL


LECCIONES OLÍMPICAS

             Hace unos días encontré en el Gimnasio a un niño de primero básico que lloraba, pues un compañero le había quitado su lugar en la fila. Por esa razón se perdió la posibilidad de continuar siendo parte de una entretenida clase. Uno de ellos no entendió que hay que respetar a los demás, y el que lloraba, aún no entendía que la vida tiene muchas dificultades que a veces tendremos que remontar aunque sea con lágrimas. Este pequeño hecho ocurrió justo en los días en que todo el mundo miraba atento lo que ocurría en Londres, sede de los Juegos Olímpicos. Ese pequeñito, al igual que todos nosotros, podríamos haber aprovechado esa instancia para aprender una larga lista de lecciones que el deporte, especialmente en ocasiones importantes como ésta, nos presenta.

        La madre de Tomás González en una entrevista dada hace años mencionó lo importante que es tener un proyecto de vida; llamaba la atención esa expresión al relacionarla con un niño tan pequeño, hasta ese momento desconocido para la mayoría. En ese proyecto confluyeron la disciplina, el sacrificio en pos de lograr metas, el apoyo familiar y tantos otros elementos que lograron el precioso resultado que hemos visto.  En el mismo evento fue patente la importancia del trabajo en equipo y como la sanción no se hizo esperar, cuando algunos equipos “mañosamente” buscaron conseguir logros con prácticas antideportivas.

           La  euforia por los éxitos conseguidos; lágrimas por no haber alcanzado una mejor ubicación; respeto por el rival que con prótesis fue capaz de correr en “igualdad” de condiciones con grandes atletas; altura de miras del ídolo rock, que cobró sólo una libra para ser parte de la gala inaugural, motivado únicamente por el honor impagable de ser partícipe de un acontecimiento histórico; una monarca que, pese a la solemnidad habitual de su cargo, se permitió una humorada, entendiendo que la fiesta deportiva nos hace a todos más humanos.
         
          Entre los nuestros hay varios que ya han entendido todo esto. Me refiero a Andrés de tercero medio que a costa de mucho esfuerzo ha podido saber de triunfos futbolísticos y de viajes inolvidables, por ahora a tres países; a Daniela de cuarto medio que obtuvo el primer lugar en el campeonato clasificatorio en el Estadio Nacional, dejando atrás a empingorotadas representantes de otros colegios, y a Valeria que pese a ser de séptimo ya sabe lo que es subirse a un podium por vencer en Natación. Estas son lecciones olímpicas, lecciones de vida. Aunque seguro que por estos días más de alguno se las perdió por estar viendo el reality de moda.

                              
                                                DON MARCO