TENGO
UN SUEÑO
50 años han pasado desde que el pastor
protestante Martin Luther King, remeciera a sus compatriotas con el famoso
discurso que abogaba por la total integración de la población negra en Estados
Unidos y el reconocimiento de su igualdad de derechos ante los blancos. Hoy
sabemos que en dicha jornada del 28 de agosto de 1963, también hubo otros
oradores, siendo King uno de los últimos en hablar. Sus palabras, especialmente
las más recordadas y repetidas, se basan en el libro de los libros, la Biblia , en los textos de
Isaías:
“ ¡ Hoy yo tengo un
sueño !
Yo tengo un sueño
que algún día cada valle será elevado, y cada colina y montaña serán hechas
llanas. Los lugares más ásperos serán aplanados y los lugares torcidos serán
hechos rectos, y la gloria de Dios será revelada y todo género humano se verá
junto”.
40 años atrás, vivimos
una experiencia que a muchos nos ha marcado profundamente. El día 11 de
septiembre es de aquellos días que no terminan, a diferencia de algunos que los
vivimos y que luego ni siquiera recordamos. En cambio éste es un día que,
independiente de nuestras personales posiciones políticas no nos puede dejar
indiferentes. Al mirar el pasado y ver lo que aún sigue ocurriendo en nuestro
querido país, no puedo sino pensar que somos una sociedad esquizoide. Pues en
estos mismos días en los que desde veredas enfrentadas muchos se agredirán, se insultarán
en marchas y protestas, a los pocos días los mismos, ahora no enfrentados,
serán capaces de elevar juntos sus deseos de un Chile mejor, en un brindis en
el cual no hay posiciones divergentes. Agréguese a lo anterior, que antes de
esas dos fechas, 11 y 18, habrá un partido de fútbol, realizado en el mismo Estadio
Nacional, centro de detención y tortura en su momento, y en el cual hoy casi 50
mil voces, algunas hasta la disfonía, serán capaces de cantar con gran fuerza
el Himno que a todos nos une. ¡Qué sociedad más extraña!
Hoy yo también tengo
un sueño. El mismo que iluminadamente escribiera en 1991, ese gran chileno el
Cardenal Silva Henríquez, quien iniciaba su apostolado en Santiago en el mismo
momento que en Estados Unidos se escuchaba el sueño de Martin Luther King. El
mismo cardenal que visitó ese Estadio Nacional a pocos días del trágico 11, y que, al igual que muchos de nosotros, anida
en su corazón el sueño de un Chile mejor, más justo, porque aún no lo es; donde
haya más dignidad, pues a muchos aún se les atropella, un país más solidario,
pues somos uno de los países donde escandalosamente la riqueza está concentrada
en unos pocos; un país donde aprendamos de una vez a respetar y respetarnos; un
país que vuelva su mirada hacia el Señor, al cual le da muchas veces la espalda
con las consecuencias que vemos a diario. Hoy al evocar ese sueño de Chile, les
invito a que juntos soñemos un Chile mejor, iniciándolo en nuestras propias
familias y lugares de trabajo. DON MARCO